Un año comienza y entre otras cosas una nueva guerra, o más bien una vieja guerra con nuevas intensidades: judios contra palestinos. Vieja guerra de tiempos bíblicos la cual es guerra gracias a Dios. Si sacáramos a Dios de la ecuación entre judios y palestinos, la negociación sería posible. Pero cuando se mencionan palabras y frases como "guerra santa", "territorios sagrados", "herejes", "infieles" , todo se lo lleva, como decimos los mexicanos, la chingada. Es una guerra sin solución. Unos quieren ver a los otros desaparecer, sólo porque no creen en lo mismo que ellos. Los "otros" son "diferentes" y no merecen sino la muerte.
¡Buena suerte y que Dios los bendiga!
Por acá el clima cambia radicalmente, hace una semana andaba con bufanda, chamarra y prendía el calentón para poder dormir, ahora parece que estamos en verano.
Los dias giran sobre tres proyectos simultáneos en los que estoy metido y las conversaciones también giran alrededor de dichos temas. Pronto sólo serán dos y qué bueno, porque necesito un respiro. El tiempo nunca alcanza y tengo un par de buenos amigos que he querido ver y no he podido. Iré al D.F. pronto y creo que me caerán bien los dias por allá, un poco de escape visual de lo habitual, siempre regenera el espíritu y las ganas.
Con el fin de año también llegó un poco la melancolía y el recuerdo de los imposibles. De quién es la culpa? Quién sabe? Será la suadade? Quizá!
Hay un gran plan futuro en mi cabeza. Ya veremos. Espero que sea un mejor plan que mis -hasta ahora- fallidos planes amorosos.
A veces siento que mi futuro ya no está en esta ciudad que tanto amo.
Siempre he sentido un extraño gozo al sacar mi pasaporte que indica, "lugar de nacimiento: Tijuana".
Pequeñas cosas, grandes cosas. Igual y es una tontería, pero me pasa.
Tengo una vecina que es mi vecina desde la infancia. Es tan sincera como nadie y por su boca escupe certezas que ni siquiera me he atrevido a imaginar. Tiene tanta razón que da miedo aceptarlo. Creo que mi cerebro es tan polítcamente correcto que ya ni siquiera reflexiono ciertas cosas. "Ella es un volcan", como decía aquella canción de La Unión y como escribió también Jarvier González Cárdenas , en aquellos años en que Tijuana se nos mostraba como un ente vertiginoso, apasionante y misterioso a la vez. En aquellos años cuando armábamos nuestro propio club de la serpiente y descubrimos tantas cosas, sobre todo a las mujeres y los dramas. Tantas noches encerrados en un auto leyendo los trópicos de Miller, leyendo también a Reinaldo Arenas antes de la fama cinematográfica y admirando a Jorge García Robles y preguntándonos, por qué nadie hablaba de él. Su novela Lofránida -la cual teníamos en fotocopia- nos cambió la vida en un tris tras. Retomábamos las mejores frases de aquellos libros y nos íbamos armados de verbología nueva a conquistar chicas en algún bar de la plaza fiesta, las cuales no entendían nada, pero con una sonrisa era suficiente pretexto.
El calendario indicaba que vivíamos en los noventa y yo renegaba del grunch y del rock pop en español que se escuchaba en aquellos bares.
Hablando de música, acabo de escuchar lo que seguramente será como dicen los gringos "the next big thing". Una chica de nombre "little boots" que para sueño de todo electronic-geek, compone música electrónica, canta y hace sus propias letras. Creo que la escena musical está esperándola. Si yo tuviera una disquera, apostaba por ella sin dudarlo. Aquí les dejo un videíto casero y grabado "en vivo" en su cuarto, para que vean lo que les digo: