El 31 de mayo pasado cumplí años. Recuerdo que cuando cumplí 21 organicé una fiesta a la que fueron más de 100 personas, un grupo de amigos tenía una banda de rock y allí estuvimos cantando en una especie de karaoke con banda en vivo.
Algunas veces he celebrado mi cumpleaños con un grupo pequeño de amigos en casa, otras con alguna novia en turno en una especie de luna de miel inventada y una o dos veces sólo me he quedado solo a descansar en casa. Pensé que el cumpleaños de este año sería así, de pasarla solo, quizá con un libro o con algun disco, pero un dia antes un amigo venezolano me convenció que el domingo 31 cruzara la frontera y celebrara mi cumpleaños "al otro lado". La propuesta que me hizo aceptar incluía visitar una distribuidora de vinos que tiene una excelente cocina. En la página anunciaban tener no menos de 1000 distintas marcas de vinos y los platillos provocaban -como se dice en español venezolano-de ver el menú virtual. Los vinos los venden a precio de distribuidor y si se decide consumirlo allí -como era el plan- el descorche lo cobran a 5 dlls.
Era imposible, casi casi, pecaminoso rechazar una oferta así.
Me levanté el domingo como a las 8 a.m. con la llamada de mi madre y a las 3 p.m. ya estaba "al otro lado". Por cuestiones de logística decidí tomar el Trolley en lugar de ir en auto. Tenía más de 15 años que no abordaba el Trolley, ahora se que de San Ysidro a la parada de Old Town, que era donde yo debía bajar, se hace exactamente una hora y dos minutos. Con un buen libro o una buena conversación el tiempo vuela y por dos dólares con cincuenta centavos -céntimos en correcto español-, es una maravilla viajar así.
Disfruté el Trolley, observé colores, formas y cosas que uno nunca presta atención y que muchas veces no puede ni siqueira ver, si se viaja en auto en el freeway.
Siete horas pasamos en la distribuidora de vinos/restorán. Digamos que fue una velada muy sudamericana. La plática, como siempre, incluyó música, la vida en gringolandia, la vida en Tijuana, las diferencias del español venezolano y el español mexicano y específicamente el español mexico-norteño y un largo etcétera aderezado de risas.
Eran casi las dos de la mañana, hora en que cierran el restorán y mi amigo "el pajúo" me trajo de regreso hasta San Ysidro; si les digo como le dicen a esto en Venezuela se podría malinterpretar mi historia, en Venezuela darle a alguién un "raite", un "aventón", se dice "dar la cola". Entonces si habláramos en español venezolano tendría que haber dicho que Julio me dió la cola. Pero como soy mexicano y muy norteño, mejor les cuento que me trajo de regreso hasta San Ysidro.
Crucé la frontera sin menor contratiempo y tomé un taxy libre a casa. Cuando llegué iban a ser las 3 a.m.
Para no haber planeado hacer nada en mi cumpleaños, todo salió espléndidamente bien. Creo que hasta memorable fue la cosa. El vino que más se pidió es noche fue un Cotes Du Rhone Delas. 2007.
Es casi imposible beber algo mejor que este vino por alrededor de 15 dlls.
Las empanadas estilo argentino, la papas con ajo que mas bien parecían ajo con papas, los deliciosos baguettes, las aceitunas y el plato de quesos, el cual probé sólo un pellizco, debido a mi condición de intolerancia; hicieron de esa tarde-noche, un lindo recuerdo de cumpleaños.
Ya tengo un nuevo lugar favorito en San Diego para pasar las tardes y aunque cruzo poco la frontera, será bueno visitar de nuevo....