Wednesday, August 15, 2007


más que el arte de amar:
Ovidio nació al este de Roma 43 años antes de Cristo y escribió un libro, que de haber libros imprescindibles, el de nombre El Arte de Amar, sería uno de ellos. Ese libro es el único que se puede conseguir más o menos fácilmente por estos rumbos. Hace poco me encontré con una colección de tres de sus libros, entre los que se encuentra El Arte de Amar, que leí por primera vez a las orillas de un riachuelo en Xico, Veracruz, hace ya varios años y otros dos de nombre, Remedios de Amor y Cosméticos Para El Rostro Femenino.

Acabo de leer estos dos últimos y son geniales.

Aquí les dejo unas frases que subrayé imaginariamente:


"...es un crimen odiar a la joven que has querido hace poco:
tal final, cuadra a formas de ser salvajes.
Ser indiferente es suficiente: quien termina su amor con odio,
o sigue enamorado o difícilmente dejará de ser desgraciado."


cuando una relación ha terminado, Ovidio apunta:

"No te arregles el cabello porque has de ir a su casa,
ni lleves una toga llamativa por sus pliegos sueltos.
No tengas ninguna preocupación por agradar a una joven ya extraña,
haz ahora que ella sea para ti, una de tantas."

De conmoverte por las lágrimas de las mujeres, ten cuidado:
a llorar enseñaron ellas a sus ojos.
Con artimañas sinnúmero se ataca el corazón de los anamorados,
como piedra batida por doquier por las aguas del mar.
No descubras los motivos del por qué prefieres separarte,
ni digas qué dolor te aqueja -aunque duélete sin parar a escondidas-
ni menciones sus defectos, no sea que los elimine: tú mismo la favorecerás para que
su causa sea mejor que la tuya.
Quién guarda silencio, ese es el fuerte; quién lanza muchos reproches a su amada,
ése le está exigiendo una satisfacción.


Y no compares sólo la belleza, también el caracter y las habilidades:
únicamente que tu amor no sea un obstáculo para tu juicio.

...No vayas a releer las cartas de tu tierna amada:
la relectura de las cartas, conmueve a los ánimos más firmes.
Arrójalas todas -las arrojarás a tu pesar- a las fieras llamas y di:
sea esa la pira funeraria de mi pasión.
Si puedes también retira los retratos de cera (recordemos que la fotografía no existía en
tiempos de Ovidio), ¿por qué te va a afectar una imagen muda?

Muchas veces perjudican los lugares,
huye de los lugares cómplices de vuestras uniones: suponen mil motivos de dolor.
"aquí estuvo, aquí se acostó, en aquel tálamo dormimos. Aquí de noche me concedió goces
lascivos."

Con tales avisos se rasca el amor y se abre de nuevo la herida: a los enfermos
el error más pequeño, los perjudica. Como si tocas con azufre la ceniza casi apagada
se reaviva y de insignificante se produce un gran fuego, así, si no evitas lo que renueve el
amor, volverá a arder la llama que hace poco no era nada.

El vino dispone el ánimo para Venus, a no ser que tomes tanto,
que se te embote el corazón sepultado con tanto vino puro.

ps: si tan sólo hubiera sabido todo esto a los 16, me hubiera evitado llegar a las mismas conclusiones que Ovidio, mediante eso que llaman "experiencia".