Esta tijuanita sigue siendo querendona a pesar de todo.
El otro dia secuestraron al taquero de la calle cuarta y nadie entendió bien por qué. Hay dias en que nadie entiende nada en esta ciudad, pero todos queremos seguir viviéndola y analizándola. Un dia quieres correr, otro dia quieres ser el héroe de la película y al dia siguiente no piensas en nada de eso.
Hay dias en que llevas a la ciudad como un tatuaje significativo de tu vida y hay dias en que le dices a los que quieren conocer Tijuana, mejor no vengan.
En dónde me puedo borrar el tatuaje?
Todo pasa en Tijuana. La Realidad se impone a diario sin pedir permiso y algunos creen reconocerla, como si se tratara de una gringa en vacaciones de semana santa en el Papas and Beer, ebria de Coronas, enfundada en una tanga barata y recostada en la arena. Esperando a su mexican lover.
La clase media, a la que pertenezco sin remordimientos y sin escupitajos al cielo, se equivoca rotundamente en sus valoraciones ingenuas. La clase alta vive mentalmente - o literalmente- en California y los de abajo, siguen viviendo en el engaño. Como siempre...
Anoche escuché al secretario de Seguridad Pública de Tijuana en un programa de transmisión nacional hablar del combate a la delincuencia e imaginé al Quijote, pero con una dosis adicional de fantasía.
Soy ateo, pero le deseo sin ironía: que Dios lo bendiga.
Esta ciudad necesita un trago, una nalgada y eso que llaman: concordia.
Es hora de seguir y no parar.