Al parecer el pronóstico metereológico se cumple. El viento arrecia y sopla como si quisiera reacomodar la disposición urbana, mientras la lluvia de gotas gordas ha empezado a sonar en el patio. Advierten lo peor desde San Diego, espero que esten exagerando. Esta ciudad no aguanta ni una llovizna, mucho menos lo que dicen que viene.
Me habían invitado a salir esta noche, ahora me alegro de no haber aceptado. Prefiero seguir acostado entre cobijas y terminar de leer el libro Strange Sounds -music, technology & culture- de Timothy D. Taylor.
Sigo en la caza "rapidcheriana" (si me permiten el término) de discos por escuchar. Nunca antes en mi vida había escuchado tantas joyas sonoras en tan poco tiempo. Y es eso es precisamente lo que falta: tiempo. Del jazz, al funk, al soul, a la electrónica experimental, a los discos remezclados y dos pizcas más, una de rock y otra de tango; se han encargado de distraer en buena medida, mis jornadas de producción musical.
Sigo pensando que el mejor maestro de música, son los discos.
No se ni por dónde empezar a escribir sobre los discos que he escuchado la última semana. Junto con mi hermano Pedro César y el inigualable, Jorge Verdín, estamos contemplando la idea de abrir un blog con una selección de discos, listos para que los bajen en un tris tras. Vamos a ver que tal cuaja la idea.
Por lo pronto, para los que la música es algo tan importante en sus vidas, como comer, amar a alguien o respirar, no me queda sino recomendarles que gasten en una membresía premium de rapidshare http://rapidshare.com/en/premium.html, son los mejores pesos (euros) que van a invertir en su vida.
Si no quieren gastar, de manera gratuita, también pueden utilizar el servicio de rapidshare, con ciertas limitantes de tiempo, velocidad y capacidad de acceder a múltiples archivos de manera simultánea. Pero pues algo es algo.
A caballo dado, no se le ven los dientes.
Por lo pronto, espero no morir ahogado en Tijuana.