El tiempo no alcanza, pendientes aquí y allá. El blog abandonado y el entusiasmo de estar metido en cosas nuevas y en las de siempre. Música, frases, vinos, reuniones. Música, pláticas y jardines verticales. El dinero empieza a dejar de ser una preocupación y ayuda a sosegar el alma y a pensar en cosas menos vulgares que pagar la renta, el cable, el gas, la luz y el internet.
Luego contaré despacio este torbellino de dias extraños, no sin algunos abandonos y soledades, de todo un poco, de proyectos monumentales, de cuestiones muy concretas y de mujeres que viajan a Tunez. Días extraños, pero emocionantes al fin.
Creo que cuando no hay nada mejor que escribir, hay que mandar Poesía.
Aquí les mando tres poemas de un poemario que he estado leyendo últimamente.
Son de Fonollosa
De "
Ciudad del hombre, New York":
Que con ella no iría más le dije.
(Ella anduvo a mi lado hasta mi cuarto.)
Que no la abrazaría más le dije.
(Ella puso mis brazos a su espalda.)
Que no la escucharía más le dije.
(Sus palabras vertía ella en mi boca.)
Que no haría el amor a ella le dije.
Y ahora está descansando sobre mi hombro.
Ella me dio el cuchillo y dijo: «Clávalo
en el segundo espacio intercostal».
«¿Cuál es?», le pregunté. Se abrió la blusa
y señaló, risueña, un punto: «Aquí».
Algo debía de haber en aquel viaje
que lo hizo diferente. Más intenso.
Se veían más cosas. Ascendíamos
a inéditos sonidos y colores.
No había confusión. Hasta el detalle
más ínfimo nos era comprensible.
Sugerí: «¿Por qué no con barbitúricos?»
«Es lento», me objetó. «Ya lo he probado.
Y el lavado de estómago es horrible.
Como un trauma mental, pero en lo físico»
Sustituí su dedo por el mío
y apoyé allí el cuchillo suavemente.
Y lo empujé de súbito. No fuera
que cambiara de idea si iba lento.
Esta es la mujer mía. Pueden verla,
no tengan pena, de perfil, de frente.
Pueden acariciarla con los ojos.
Está desnuda bajo su vestido.
Es hermosa, ¿verdad? Todos lo dicen.
Ella también lo sabe. Es muy hermosa.
Mírenla de perfil, de frente. Desde
la uña del pie al cabello es muy hermosa.
Hasta los automóviles más caros
frenan para admirarla cuando pasa.
Vean a las demás. Se han vuelto feas
cuando ha entrado en el bar ella conmigo.
Y nada le pregunta a la cerveza
para hacer maravillas en la cama.
Esta es la mujer mía. No, no hay otra
tan completa cual ella. Es una lástima
que no encuentren ustedes otra igual.
Pueden acariciarla con los ojos.